22 de agosto de 2015

MI EXPERIENCIA CON EL PORTEO

Cuando nació Sofía me compré una mochila de las llamadas "colgonas". Por mis características físicas me resultaba muy incomoda, la usé un par de veces y no lo volví a hacer. Sofía iba en su carro más que contenta y yo feliz de verla así.
No volví a sentir la necesidad de portearla hasta que un verano, cuando Sofía tenía 3 años, nos fuimos a Menorca de vacaciones. Se nos ocurrió ir de Cala Galdana a Macarella andando por el monte y claro Sofía no quería andar. Después de llevarla 5 minutos en brazos se quedó dormida por lo que era casi imposible seguir la caminata de esta forma, así que cogí una toalla y me puse a la niña a la espalada como si de una africana se tratase. No era lo más cómodo, ni lo más ergonómico, pero era lo que había y esto nos permitió llegar hasta la playa y Sofía se echó una buena siesta.





 Unos meses después estaba embarazada y tenía claro que portearía a mi bebé así que me compré un fular elástico y empecé practicar con el Nenuco de Sofía. 

A finales de Mayo nació Iván, un niño grandón y bonito que me ha dejado llevarle pegadito a mi durante meses. Después del fular elástico (que para mi es como sí de un chandal o un pijama se tratase por lo cómodo que es),vino un fular tejido con el que aprendí a hacer más nudos y me atreví a portear a la espalda y después la ansiada mochila,fresca,cómoda, pero sobre todo que introdujo al papá a este mundo del porteo.






A día de hoy, con un bebés de 14 meses porteamos en momentos puntuales porque ahora sólo quiere andar o ir viendo todo desde el carro.
Aún así, cada minuto que porteamos lo disfrutamos al máximo los dos y espero que dure mucho tiempo!!!

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