No volví a sentir la necesidad de portearla hasta que un verano, cuando Sofía tenía 3 años, nos fuimos a Menorca de vacaciones. Se nos ocurrió ir de Cala Galdana a Macarella andando por el monte y claro Sofía no quería andar. Después de llevarla 5 minutos en brazos se quedó dormida por lo que era casi imposible seguir la caminata de esta forma, así que cogí una toalla y me puse a la niña a la espalada como si de una africana se tratase. No era lo más cómodo, ni lo más ergonómico, pero era lo que había y esto nos permitió llegar hasta la playa y Sofía se echó una buena siesta.
Unos meses después estaba embarazada y tenía claro que portearía a mi bebé así que me compré un fular elástico y empecé practicar con el Nenuco de Sofía.
A finales de Mayo nació Iván, un niño grandón y bonito que me ha dejado llevarle pegadito a mi durante meses. Después del fular elástico (que para mi es como sí de un chandal o un pijama se tratase por lo cómodo que es),vino un fular tejido con el que aprendí a hacer más nudos y me atreví a portear a la espalda y después la ansiada mochila,fresca,cómoda, pero sobre todo que introdujo al papá a este mundo del porteo.
A día de hoy, con un bebés de 14 meses porteamos en momentos puntuales porque ahora sólo quiere andar o ir viendo todo desde el carro.
Aún así, cada minuto que porteamos lo disfrutamos al máximo los dos y espero que dure mucho tiempo!!!
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